“¡Conducir es fácil!”.
Eso no para de repetirme mi padre, mi hermano y todo dios
que ya no recuerda cuántas veces tuvo que ir a examen, pero que siempre tiene
algún pajarito al lado que no se aguanta la risa y termina explotando y contándote
entre carcajadas que ese que tanto presume se las vio y se las deseo para
sacarse el carnet.
“Venga tú puedes.
Eres una persona tranquila. Te va a salir todo bien. Hoy no te irás contra
ningún coche, no te saltarás ningún semáforo y sobre todo no atropellarás a
nadie”.
Lo último me lo recuerdo mucho, creo que es lo más
importante porque se me meten muchos peatones delante del coche cuando estoy
haciendo las prácticas de conducir.
Por lo menos el profesor está contento
porque sigue vivo después de un par de semanas, porque sigue vivo él y todos
los peatones que se han cruzado conmigo. Cuando se termina la práctica siempre
se baja del coche y besa el suelo. A mí me recuerda mucho al papa, creo que
conmigo se está ganando el cielo.
“Ropa cómoda, calzado
cómodo, mucha paciencia y una estampita de San Cristóbal”.
¿Solo una? Muchas
estampitas y un milagro. Que conste que soy una persona muy optimista, pero por
si acaso llevo un bolso muy grande para que puedan ir cómodos todos los santos,
a ver si ellos consiguen que para mí conducir también sea fácil.
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