Con su pelo gris, señal de sus años dedicados a la lectura,
y un traje negro para ocultarse mejor en los pequeños rincones oscuros de la
biblioteca, una pequeña figura curvada escondida siempre detrás de un libro
sube y baja escaleras para recorrer con su mirada infinidad de títulos que
esconden grandes aventuras. Carga sus escuálidos brazos de pesados libros y
regresa a su gran asiento rojo colocado frente a una gran mesa cuadrada llena
de libros que esperan ser leídos con toda la emoción e imaginación que siempre
pone en sus lecturas esta rata de biblioteca.
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