Era una gran noche, iba a recoger el premio que reconocía su
gran carrera profesional. Todo estaba preparado en el Coliseum Theatre de
Londres para recibirla. Las luces, la orquesta, el público, el premio.
Ella en el hall de la casa se atusaba el pelo, se retocaba
el maquillaje, se alisaba el traje, miraba la hora en el reloj de pared y
regresaba su mirada al espejo para ensayar su mejor sonrisa. Y una vez más
volvía a empezar. Se atusaba, se retocaba, se alisaba, miraba el reloj y
ensayaba la sonrisa. Así pasó toda la noche.
Y una vez más vuelve
a empezar. Se atusa, se retoca, se alisa, mira el reloj y ensaya la sonrisa.
Y así pasará el resto de noches de su
no-vida.
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