Y allí sigue, en silencio, acumulando polvo, junto al
proyector de cine, el barco pirata y la nave espacial. El libro, que me había
transportado a mundos maravillosos y secado mis lágrimas cuando ella me
abandonó, se había quedado dormido esperando mi regreso. Pero cuando regresé ya
no podía cogerlo entre mis manos.
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