viernes, 21 de febrero de 2014

La llamada de los libros.

La cerradura se abrió con un chasquido mientras se me aceleraban las pulsaciones. Me escondí, pero nadie entró, o eso creí yo. De pronto sentí que algo dentro de la habitación me llamaba y salté de mi escondite desorientada. Al principio era como un pequeño ruido que rebotaba por la habitación. Poco a poco fue tomando forma y conseguí apreciar que decía mi nombre. Intenté seguirlo con mi mirada perdida hasta que dejó de rebotar por la estancia y se acurrucó en mi librería. De pronto noté que un libro brillaba con gran calidez, me acerqué sigilosamente y lo atrapé entre mis manos como si fuera el mayor tesoro del mundo. Aquel libro nunca había estado allí o había estado siempre y no se había dejado ver...

No hay comentarios:

Publicar un comentario