miércoles, 2 de mayo de 2018

Con amor, tu hija.

En la estantería siempre hay un libro, un libro olvidado, no sabemos por quién. Lo colocamos, lo cambiamos de sitio, lo usamos para calzar la mesa, le damos mil vueltas, pero nunca lo hemos leído. Mamá no es capaz de recordar desde cuando lo tenemos, papá piensa que es mejor donarlo a alguna biblioteca, yo simplemente quiero leerlo, pero ninguno lo ha abierto. 

Debe ser un libro triste, pero más triste debe estar la persona que lo dedicó con amor, que lo dejó intencionadamente sobre la estantería para que lo encontráramos y al leer sus palabras nos acordáramos de ella con cariño. ¡Qué triste es darte cuenta de que esta vida frenética te nubla la mirada! Es triste tener ante tus ojos la despedida más hermosa de una hija para su madre y no recordar de quién es el libro.

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