miércoles, 18 de marzo de 2015

La vida sin el abuelo.

Toda la familia en el salón frente al televisor, en verano con las ventanas abiertas, en invierno con la estufa encendida. Los lunes la abuela decide que se ve, los martes elige el padre, los miércoles es turno de la madre, los jueves no emiten nada interesante, los viernes es noche de juegos de mesa, sábados y domingos la tele es de los pequeños de la casa.

Desde que él se fue nada ha vuelto a ser igual, ahora sobran los años vacíos, sobra la soledad, sobra su ausencia. En las miradas falta su presencia, en el silencio su voz, en la vida las ilusiones. La abuela en la mecedora deja escapar una lágrima, espera que la muerte venga a por ella y le arrebate la vida como se la arrebató a su amor.

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