Tanto visitante inesperado en aquella insólita hora estaba
empezando a ser inquietante. Yo dejaba volar mi imaginación mientras observaba
a tan extraños seres. Imaginaba de qué mundos provenían, a quienes buscaban,
qué misión debían cumplir en la Tierra, cómo habían llegado hasta mi casa… De
repente una mano se posó en mi hombro y me despertó de mi letargo. ¿Cuánto tiempo
había estado allí llorando mi soledad? Nada había cambiado, pero el tiempo se
había ido. Miré hacia aquella sombra que poco a poco se descubría. El fantasma
del amor extendía sus brazos para fundirnos en un solo ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario